Guardería Vía Talaríco. Brasil. Conchita Serred en el centro.
Paco Navarro
Hermano Electo Extraordinario
Enero 2020
El 14 de enero de 1990 la cofradía del Santísimo celebró capítulo general, siendo la primera vez, en su larga historia, que la sesión empezó en la Sala Capitular y terminó en un domicilio particular.
Como era habitual, la reunión la presidieron, el Sr. Prior Eclesiástico, mosén Juan José Omella (el actúal Cardenal de Barcelona), el mayoral, el hermano Pedro Alquezar Borraz y el Secretario, que es el que firma este testimonio. En el orden del día, figuraba la aprobación del estado de cuentas, elección de mayoral entrante y propuesta de modificación de las ordenanzas.
En el punto de ruegos y preguntas, tras varias intervenciones, tomó la palabra el Sr. Prior Eclesiástico, proponiendo a la Cofradía que los hermanos electos se trasladaran al domicilio de Conchita Serred Agud, en la calle de San Miguel, para rezar ante sus restos mortales un responso. La propuesta fue aprobada por unanimidad y en silencio todos los electos se desplazaron a la vivienda indicada. Fue un acto muy sencillo pero cargado de una gran emotividad.
Algunos se preguntaran, ¿ y quien era Conchita Serred ?
Conchita fue misionera seglar adscrita a la Diócesis de Zaragoza y enviada en los años sesenta por el Sr. Arzobispo a la misión católica de Vila Tarico, un suburbio de Sao Paulo, en Brasil, para ayudar al sacerdote calandino P. José Blasco, y fallecido este, al que le suplió, el también calandino P. Vicente Hostaled.
El trabajo de Conchita era coordinar una multitud de faenas que abarcaban guardería, escuela, enseñanza del catecismo, recogida de niños/as abandonados, formación cultural, talleres ocupacionales, comedor para los desfavorecidos y todo el culto religioso, pues se trataba de una parroquia de la ciudad. Conchita tenía la gracia de que todos los alumnos y alumnas acaban su etapa escolar sabiendo el himno a la Virgen del Pilar.
Esta misionera era la encargada de la atención del templo parroquial, teniendo siempre en la capilla del Santísimo expuesta la Eucaristía, acudiendo a orar varias veces al día.
Tras permanecer 20 años en Brasil fue trasladada a la Republica Dominicana donde estuvo 2 años en la misión de San Pedro de Macoris.
Como anécdota contar que Conchita solía llamar por conferencia una vez al año. En aquellos tiempos las llamadas internacionales eran muy costosas y aprovechaba para estar un pequeño rato hablando con la familia. Terminaba la charla de la misma manera: Sacadme un minuto el teléfono al balcón y colgar. Siempre llamaba al mediodía de Viernes Santo.
Muy debilitada y con señales de una grave enfermedad Conchita regresó a España y el 14 de enero de 1990, el día que la Cofradía tenía su capítulo general, falleció. Conchita dedicó toda su vida a la atención de los pobres y al culto al Santísimo Sacramento.
Sus sobrinos nunca le dijeron tía, simplemente la Conchita.
Fue muy querida en la familia y su recuerdo inolvidable por la bondad, humildad y sonrisa que le acompañó siempre. Era la hermana pequeña de mi madre.
